Al sureste de la provincia cordobesa, en pleno Parque Natural de las Sierras Subbéticas, Zuheros semeja una isla de casas blancas sobre un piélago de olivares. En uno de sus extremos, el castillo, enclavado sobre un peñón calizo irregular, añade su particular toque a ese paisaje de cuento.
Un aljibe islámico delata la época de su construcción –siglo IX–, coincidiendo con la llegada al lugar de la tribu de los Banu Himsi, que puso el ojo en una zona de peñascos a la que llamaron Sujayra. Ampliado por los almohades, que levantaron el torreón prismático y una cinta amurallada, la conquista de Fernando III el Santo en 1241 lo transformó en un puesto de defensa fronterizo, que se beneficiaba, además, de la protección natural de un acantilado al norte y al oeste. En el siglo XV, se agregó el palacio renacentista, hogar de los señores de Zuheros, lo que, inevitablemente, modificó la fisonomía del conjunto. Extinguido ese señorío en el siglo XVIII, el recinto se resignó a su condición de cantera para la construcción de nuevas viviendas.
Sin duda, ningún viajero podrá olvidar las vistas del pueblo y los bosques desde su torre del homenaje, sometida, como el resto del complejo, a una profunda rehabilitación en los años sesenta del pasado siglo.