Guadajoz-Campiña Este, artesanos del tiempo
El castillo de Espejo, atalaya de la Campiña, es el ángel custodio de este pueblo. Toda la belleza que se intuye desde sus miradores se materializa luego en nuestro callejear, con la parroquia de San Bartolomé (siglos XV y XVI) como primer hito. Muy cerca, el antiguo depósito de la Casa del Agua pone en valor el patrimonio hidráulico de la antigua colonia romana Claritas Iulia. Por lo demás, sus casas solariegas –la de Justina Luque, la de los Marqueses de Lendínez, la de la Cadena, la de Antón Gómez…– atestiguan la reputación nobiliaria de una villa que, recientemente, ha incorporado otra ruta a su catálogo, la del fotógrafo Robert Capa, quien durante la Guerra Civil inmortalizó en sus inmediaciones la “muerte de un miliciano”.
Vale la pena ampliar nuestras experiencias por la comarca en dos municipios situados al sur, Castro del Río y Baena. El primero es una villa medieval famosa por su artesanía del olivo, que se precia, además, de haber acogido a nuestro más insigne escritor, Miguel de Cervantes. Su castillo fortaleza y su recinto amurallado ahondarán en nuestra fascinación por el Medievo. Tres rutas pasan por la villa: el Camino Mozárabe, la Ruta del Califato y la de Blas Infante, que evoca el predicamento del Castro del Río dentro del movimiento sindical cordobés allá por 1913.
¿Y qué decir de Baena? Acerquémonos a su castillo, restaurado en 2005, y al recinto amurallado de la Almedina; catemos su Museo del Olivar y del Aceite; y descubramos, finalmente, por qué al yacimiento arqueológico de Torreparedones se le conoce como la “Pompeya cordobesa”. ¡Hay motivos!

Castillo de Castro del Río
Desde lo alto de un cerro, el castillo mira al Barrio de la Villa, con su aire a judería cordobesa.

Castillo de Espejo
Su diseño cuadrangular con la Torre del Homenaje y torres en los vértices es un clásico de la fortificación medieval.